Mucho aprendizaje ocurre durante los primeros años de nuestras vidas, pero no solo; De hecho, toda nuestra vida aprendemos de todo, de todos. Almacenamos nueva información a lo largo de nuestras existencias. Estas «primeras veces» que son tan importantes, son estas realizaciones las que nos permiten evolucionar.
Esto se llama plasticidad cerebral. Algunas conexiones cerebrales se atrofian si no se usan. Pero al mismo tiempo otras son creadas a lo largo de nuestras vidas. Cuanto más viejo te haces, más tiempo necesitan estas conexiones para regenerarse, pero lo hacen de todos modos.
Comenzamos con un capital dado que hacemos evolucionar en todas las circunstancias.
1 – El inconsciente no conoce ni pasado ni futuro:
Vive solo en el presente, lo que significa que absolutamente todo lo que sucedió se almacena en nuestra memoria como si hubiera sucedido hace 5 minutos. Conscientemente hemos olvidado muchas cosas, pero el inconsciente lo recuerda todo, todo y muy bien. Cuando ocurre un evento, el inconsciente buscará en su base de datos otro evento que esté cerca o lejos del evento de hoy y traiga de vuelta la emoción relacionada.
2 – A veces también crea tipos de ecuaciones:
Imagina que un niño vive en una gran propiedad, juega todo el día afuera con total libertad y seguridad. Sus padres tienen que mudarse a vivir a una pequeña casa, en la que el niño ve a sus padres destrozados, verá violencia. Está desarmado, indefenso. La ecuación es: «felicidad (libertad) + arrancar (moverse) = caos (violencia)». Toda su vida, este niño que se ha convertido en adulto sufrirá las consecuencias, dejando sus relaciones antes de sufrir el caos una vez más. Pensará que está activo, pero en realidad sufrirá su pasado.
3 – El inconsciente no diferencia entre lo real y lo imaginario:
El inconsciente graba a lo largo de la vida tanto lo real como lo imaginario, las emociones, lo virtual o lo simbólico. Este tipo de base de datos se incrementa sin nuestro conocimiento. Cada persona tiene SU verdad donde su visión de las cosas entra en cuenta con su complejo inconsciente. Depende de los «filtros» que todos tengamos, distintos entre sí. Estas diferentes piezas de información se almacenan en el cerebro, pero puede estar «atascado» en el lugar equivocado, o en el lugar correcto, pero con la asociación incorrecta de ideas; Lo que causa ansiedades y miedos, por la fuerza puede cristalizar y causar enfermedades.
4 – No incluye las negaciones:
Cuando te digas a ti mismo «Ya no quiero ser infeliz», elimina las negaciones, vuelve a leer «Quiero ser infeliz» !!!!ohhhhh!!!¡Vaya!!! Le das la orden opuesta, y como un buen soldadito, él obedece… ¿Cómo puedo volver a traducir? «Quiero ser feliz» «Quiero vivir en un ambiente sereno»…. Todo el mundo conoce el adagio: «No hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti», escucha dentro de ti, todo se cierra, previene, bloquea como si hubiera muchas señales de «alto» por todas partes. Y si lo traducimos de otra manera: «Haz a los demás lo que te gusta que te hagan a ti», escucha dentro, abre un campo de posibilidades….
5- Las 4 zonas:
En primer lugar, entender cuál es nuestra “zona de confort”, para cada uno de nosotros. Significa en qué atmósfera se ha construido tu inconsciente, cuál es SU normalidad; lo que no significa que sea normal o que vaya al nivel consciente. Lo que nos conviene «bien» en el nivel inconsciente puede ser completamente perjudicial para nuestra conciencia, para nuestra vida en general y para nuestro bienestar. Una vez hecho esto, entramos en otra “zona de confusión”, como su nombre indica, no agradable!!!! Pero tenemos que atravesarlo, esta zona nos permite redefinir lo que ya no queremos, lo que queremos (esto es exactamente lo que es muy inquietante). La palabra mágica es «dejar ir». Después, entramos en una » zona de aprendizaje», en la que experimentaremos, aprenderemos, evaluaremos nuestros resultados, cambiaremos nuestras opciones… lo que abrirá nuevas perspectivas en ti.

Y finalmente entrar, limpio de recuerdos erróneos y tóxicos, en una nueva » zona de serenidad» donde uno está en el ser, menos en el tener y donde uno está sobre todo en paz consigo mismo.